El plasma rico en plaquetas (PRP) es un producto derivado de la sangre del propio paciente. Se obtiene mediante la extracción de una pequeña muestra de sangre que se centrifuga para separar la fracción roja que contiene los glóbulos rojos, del plasma que contiene las plaquetas. Estas son ricas en factores de crecimiento que son activados para promover la reparación de los tejidos.
El PRP tiene un gran auge en la medicina estética como tratamiento antienvejecimiento ayudando a desintoxicar, drenar, nutrir, revitalizar, mantener y equilibrar las células de la piel.
Los factores de crecimiento activados mediante esta técnica tienen como función la multiplicación de células sanas, la muerte de células dañadas, desinflamación y estimulación celular. El uso del PRP en la estética tiene múltiples aplicaciones como revitalizante facial de rostro cuello y escote, define el marco facial, trata las cicatrices, reafirma y aumenta glúteos, antienvejecimiento prematuro, ojeras, estrías, flacidez, revitalización capilar entre otros. Aunque el beneficio que se obtiene de esta técnica en la medicina estética es múltiple, el PRP no se limita a tratamientos estéticos sino que su uso se extiende a diferentes patologías como tratamiento para artritis, úlceras, lumbalgia, y tiene varias aplicaciones en odontología. La vía de aplicación es variable dependiendo el tratamiento que se busca realizar y eso varía de acuerdo con la patología que se está tratando.
El PRP entra en los cuatro grupos de tratamientos: Preventivo (acto anticipado para prevenir un riesgo), Restitutivo (sanar, renovar), Curativos (combatir una enfermedad) y Paliativos (para atenuar el dolor o efectos negativos).