El peeling es un procedimiento ambulatorio.
La palabra peeling significa “pelar” aunque no se produce una exfoliación en todos ellos.
Consiste en aplicar sustancias químicas sobre la piel para conseguir la renovación de sus capas, lo que favorece su consistencia, una uniformidad del color y una mayor hidratación.
Los peelings se utilizan para tratar arrugas finas, medias o profundas, para el acné (activo, leve o moderado) y sus secuelas, el envejecimiento cutáneo, la flacidez, la piel grasa y rugosa, las manchas cutáneas y las queratosis actínicas, entre otras.
Según la sustancia utilizada se producirán distintos niveles de actuación y se corregirán defectos más o menos profundos.
Los peelings pueden ser superficiales, medios o profundos.
Los superficiales se realizan más frecuentes y se utilizan para tratar arrugas finas, secuelas de acne y para mejora de la textura de la piel.
El peeling medio está indicado para la corrección de queratosis actínicas, alteraciones del color de la piel, secuelas de acné y arrugas más profundas.
El peeling profundo se realiza en pieles muy envejecidas y con queratosis actínicas importantes. Requiere una sedación e ingreso hospitalario mínimo de 3 a 4 días